Recuerdo el primer día que conocí a Inaxio Uria. Un conocido le comentó que su hijo estaba buscando trabajo, él le respondió que intentaría buscarle un hueco, y allí estaba yo, delante de un señor serio, pero afable, que no me hizo ningún test de acceso, ni pruebas selectivas, simplemente me dio mi oportunidad. Trabajé duro muchos años, y al igual que cientos de trabajadores a los que Inaxio contrató personalmente, sabíamos que él velaba por nuestro puesto de trabajo, sabíamos que ese señor que visitaba la obra diariamente para organizarla con el encargado, nunca nos dejaría de un lado. Nos daba estabilidad y un buen salario, nosotros a cambio, nuestro esfuerzo y conocimientos. Podía haber subcontratado mano de obra más barata, reducir plantilla y gastos, pero él tenía un compromiso con sus trabajadores, y así creció la empresa constructora con mayor proporción de trabajadores en nómina, éramos una gran familia. Era un buen patrón, un señor de los pies a la cabeza, un euskaldun honrado y un hombre en el que se podía confiar.
Como la gran mayoría de los trabajadores de Altuna y Uria, soy euskaldun, baserritarra y sueño con una Euskal Herria libre, con trabajo y con futuro. Tres palabras que os estáis cargando con la eficacia de aquel caudillo que lastró nuestra tierra.
Gracias a vosotros, las portadas se llenan de políticos con falsas caretas de dolor, encantados de aparecer en las fotos de los actos de repulsa. Ya va siendo hora de que sindicatos y alcaldes de la izquierda abertzale griten «Ez gaude ados», tal y como lo hicimos los trabajadores de Altuna y Uria, y tal y como estoy seguro lo hacen en la intimidad.
Algunos rechazan legítimamente las obras del TAV, otros las defienden igual de legítimamente, pero desde luego la decisión de hacerlas es de los órganos administrativos, y una vez decidida la ejecución de una obra, un empresario tiene la obligación y el deber de intentar conseguir trabajo para los suyos. Lo que está claro es que ninguna de las partes necesita la ayuda de gudaris con los que prácticamente nadie se identifica.Gracias a vosotros las obras del TAV las realizarán empresas estatales con personal foráneo, fuertemente custodiadas, mientras nosotros, miles de trabajadores y empresas de Euskadi, veremos cómo esta oportunidad de prosperar y superar la crisis se nos escapa.
Espero que algún día Euskal Herria camine erguida por Europa, orgullosa de su identidad y de sus habitantes, económicamente fuerte gracias a trabajadores como Inaxio Uria, libre de un erakunde que equivocó su solitario camino. Inaxio Uria, Goian Bego!
UN TRABAJADOR
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